La reunión devocional es un espacio para orar, meditar y leer los escritos sagrados con el fin de fomentar el desarrollo espiritual y la transformación del individuo.
Además, ofrece al participante un espacio único, donde se despiertan las sensibilidades espirituales, se encuentra un refugio para el alma, se consuelan las penas y se degusta de las orillas del maravilloso océano de la gracia infinita de Dios.
Se sabe que cuando una comunidad se reúne con el propósito de adorar a Dios, su salud espiritual se fortalece y se consolidan los diferentes aspectos de la vida comunitaria.
Este sagrado deber de orar y alabar a Dios, nos ha sido concedido por Su Gracia y Generosidad como un favor hacia nosotros, para que podamos acceder al rango que Dios ha destinado para nuestro ser interior, el del conocimiento de sí mismo.
Alabar a Dios, significa ensalzar Sus virtudes, expresar nuestro amor por el Creador sin apego a una recompensa ni temor a un castigo. Debemos alabar al Padre tan solo con la pureza de esa intención.
Cuando un grupo de personas se reúne en un determinado lugar, dedicando su tiempo en glorificar a Dios, y hablando unos con otros de los misterios de Dios, sin la menor duda los hálitos del Espíritu Santo soplarán suavemente sobre ellos y cada uno recibirá una parte de los mismos.