Acción social

Los esfuerzos bahá’ís de acción social buscan promover el bienestar social y material de las personas de todos los ámbitos de la vida, independientemente de sus creencias o antecedentes.

Dichos esfuerzos están motivados por el deseo de servir a la humanidad y contribuir al cambio social constructivo. Juntos representan un proceso creciente de aprendizaje relacionado con la aplicación de las enseñanzas de Bahá’u’lláh, junto con el conocimiento acumulado en diferentes campos del quehacer humano, a la realidad social.

Las iniciativas a nivel de comunidad giran principalmente alrededor del proceso de Instituto donde los niños, prejóvenes y jóvenes identifican oportunidades de servicio en sus comunidades.

Estos surgen de la conciencia colectiva por generar bienestar en áreas como la salud, el medio ambiente y la educación.


Otra serie de esfuerzos que vienen surgiendo, también de forma orgánica, están ligados a programas como el de Preparación para la Acción Social (PAS) específicamente en la zona indígena de Talamanca. El objetivo de este programa es el de empoderar a los individuos y comunidades para que participen en la generación y aplicación del conocimiento como protagonistas del avance de una sociedad que sea material y moralmente próspera.

Actualmente, en la comunidad de Telire varios grupos desarrollan huertos para el aprovechamiento de la tierra de manera sistemática y en parcelas que favorecen la siembra de manera diversificada. Esto permite combinar diversos cultivos sin detrimento de otros, como, por ejemplo: el maíz, frijol, yuca, ñame, chile dulce, zanahoria, variando así la cosecha de productos, en lotes pequeños, pero buscando una alta eficiencia (Lotes DAE).


Una tercera linea de acción surge por iniciativa de creyentes bahá’ís, quienes en colaboración con otras instituciones, organizaciones e individuos hacen esfuerzos por aprender a aplicar los principios de la Fe Bahá’í y llevarlos a la realidad. Unos programas buscan el fortalecimiento de valores morales y espirituales en la población mas vulnerable, niños y niñas de entre 10 y 13 años, en zonas de escasos recursos.

Otros promueven el uso apropiado de la tecnología en los procesos educativos y en áreas tan importantes como la agricultura a pequeña escala. Se están promoviendo de igual forma proyectos y alianzas para la mejora de sectores como el de la apicultura y la educación en general haciendo uso de las ciencias, las artes y la ingeniería de manera orgánica e integral.

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