La Revelación de Bahá’u’lláh afirma que el propósito de nuestras vidas es conocer a Dios y alcanzar Su presencia. Nuestra verdadera identidad es nuestra alma racional, cuya voluntad y poderes de comprensión nos permiten mejorarnos continuamente a nosotros mismos y a nuestra sociedad. Caminar un sendero de servicio a Dios y a la humanidad da sentido a la vida y nos prepara para el momento en que el alma se separa del cuerpo y continúa su viaje eterno hacia el Creador.