Andrés su experiencia en cómo desarrollar capacidades de servicio en los demás
El Instituto es un sistema educativo de la comunidad bahá’í que tiene como propósito desarrollar capacidades en las personas para el servicio y la construcción de comunidad. Para aquellas personas que desean levantarse a servir, el Instituto cuenta con una secuencia de libros, el acompañamiento de tutores y los participantes formados en círculos de estudio. Todos van estudiando juntos y al mismo tiempo poniendo en práctica lo aprendido en su propia comunidad.
Así, Andrés que en ese momento era un coordinador del Instituto había identificado que una de las tareas importantes de la coordinación era ayudar a crear capacidad en las demás personas con quienes se sirve. De tal manera, que ellos mismos podrían desempeñarse en las labores de coordinación en un futuro. Andrés reflexionaba con otra colaboradora del Instituto sobre su experiencia como coordinador y, de esta manera, identificaba algunos aprendizajes.
Andrés indicó que: “todo empezó en el año 2008 cuando me empecé a capacitar en el Libro 5. A esa edad yo no tenía muy claro ciertos conceptos del instituto y me eran muy difíciles. Sin embargo, a partir de ahí empecé a servir como animador de un grupo pre-juvenil” una de las actividades básicas de la comunidad bahá’í. Con la ayuda de otros amigos del instituto, él continuó con dicha actividad básica durante un año. Fue entonces, cuando la coordinadora del programa de pre-jóvenes de su región, lo motivó a capacitarse en el resto de los libros de la secuencia, a saber: 4, 6, 7 y 8.
Si bien Andrés ya era animador de un grupo de pre-jóvenes, él se involucró como animador de otro grupo prejuvenil cercano en su comunidad. Igualmente, conforme avanzaba en la secuencia de libros del Instituto empezó a servir como tutor de círculos de estudio. También fue invitado a servir como capacitador en varios intensivos del instituto, para lo cual igualmente fue cumpliendo dicha función.
Andrés mencionó que otro de los hechos que contribuyó a mejorar su servicio fue que: “me alentaban a organizar actividades, tanto a nivel comunitario, por ejemplo en la Fiesta de 19 días” una actividad regular comunitaria de la Fe bahá’í, “como a nivel de la agrupación”. En este último nivel, se le solicitaba regularmente ayudar con tareas logísticas o en las capacitaciones intensivas de los programas de Instituto, como maestro en varias campañas de enseñanza y ayudó a coordinar campamentos y encuentros de los pre-jóvenes de la agrupación.
Otro aspecto importante que menciona es “el constante llamado” de los coordinadores del Instituto para colaborar en todo tipo de tareas. Fue así como pronto empezó con labores de acompañamiento a otros animadores de la comunidad y en ocasiones fuera de ésta. Aprendí que: “cuando empezamos a delegar tareas en otros les estamos ayudando a que su espíritu de servicio se fortalezca cada vez más, motivándolos a que eviten las falsas dicotomías, por ejemplo entre una vida de servicio y el crecimiento académico, debemos dedicarnos a ambas.”
Sin embargo, para lograr lo anterior “es necesario confiar en la capacidad de los amigos a los cuales servimos. Esto implica no dejarles enteramente solos en la tarea delegada y, conjuntamente, estar ayudándolos durante el desempeño de la labor específica, y evaluar constantemente con ellos. Asimismo, implica compartir experiencias previas que hemos tenido, de manera que ellos puedan enriquecerse de los aprendizajes alcanzados. Aún más, es vital junto con el acompañamiento en el campo orar mucho por ellos.”
Otro aspecto, “es necesario tener conversaciones sinceras y abiertas con los colaboradores. En este sentido, identificar cómo se encuentran, cuán motivados están. Además, preguntar si han enfrentado desafíos y cómo los han resuelto. Seguidamente, ayudarlos a identificar y redactar las experiencias y aprendizajes que han tenido, por más pequeños que estos parezcan.”
Por último, “un aspecto trascendente es motivar a las personas y colaboradores a que profundicen en su conocimiento de la Fe bahá’í, que estudien la guía de los planes que viene de las instituciones de la comunidad bahá’í, y que estudien con otros amigos a quienes ellos mismos están acompañando. Mientras que otro punto importante cuando se es coordinador es mantener un nivel de motivación muy grande, para que este pueda contagiar a los colaboradores y en general a cualquier individuo de la comunidad. Por ello, para el mismo coordinador es primordial estar en un estudio constante de los escritos de la Fe y en una continua comunicación con Dios mediante la oración.