Alejandra busca afianzar los lazos de amistad
Un grupo de jóvenes participa como animadores de grupos pre-juveniles en Alajuelita en uno de los barrios más poblados de la capital. El programa de empoderamiento espiritual de pre-jóvenes es uno de los principales realizados por la comunidad bahá’í. Los jóvenes que se preparan como animadores estudian una secuencia de libros que los capacita para servir a la población joven y a su comunidad. Las necesidades de los pre-jóvenes, entre 11 y 15 años, sin ninguna distinción de clase, raza o religión es una de las mayores preocupaciones de estos animadores y de los programas de la comunidad bahá’í.
Uno de los desafíos de trabajar con jóvenes es cómo desarrollar una relación fuerte de amistad entre ellos. Alejandra, siendo una joven de la comunidad y que se estaba capacitando como animadora, comprendió esto muy pronto.
Otro espacio espiritual edificante que abre la comunidad bahá’í son las reuniones devocionales. A la luz de esta experiencia, los coordinadores del programa de pre-jóvenes consultaron con Alejandra para alentarla a abrir una reunión devocional para aquellos jóvenes que se estaban capacitando como animadores. De esta manera, ella decidió abrir este espacio devocional en su barrio, especialmente dirigido para los jóvenes que tienen el deseo de servir como animadores.
Si bien en la primera reunión asistieron pocos jóvenes, tres de ellos que no se estaban capacitando como animadores, se sintieron atraídos a la actividad. En la reunión devocional se hicieron oraciones, se leyeron párrafos de los Escritos de la Fe bahá’í sobre la importancia de la oración en la vida del ser humano y se abrió un espacio para comentar sobre las citas. Después de esto se realizaron algunos juegos, los cuales sirvieron para fortalecer la amistad y confianza entre todos. A lo largo de las semanas, esta fue la dinámica de las devocionales. A pesar de que algunos de los jóvenes se retiraron, otros se integraron, quienes se han mantenido asistiendo constantemente.
Un día, la devocional se organizó para realizarla más temprano ya que la sobrina de Alejandra cumplía años. No se había considerado que los jóvenes de la devocional asistieran a la fiesta, sin embargo, un miembro de la familia que estaba participando en la devocional y organizando la fiesta decidió invitarlos a todos a participar. Ellos accedieron a asistir y se fueron gustosos junto con los otros miembros de la familia para disfrutar del evento.
Alejandra ha emprendido un sendero de servicio y está aprendiendo a fortalecer los lazos de amistad. Ella se ha dado cuenta de que la amistad requiere esfuerzo y dedicación. Además, al enfrentar un obstáculo se puede consultar con otros y probar acciones que sean edificantes. También, ha comprendido que para crear una amistad genuina aprendemos a integrar nuestras diferentes actividades diarias con los demás.